La diabetes es una alteración del funcionamiento normal del organismo en la que o bien el páncreas es incapaz de producir insulina, o aunque la produzca, ésta no realiza su función correctamente.
Debido a ello, la glucosa (el azúcar) se va acumulando en la sangre porque no puede penetrar en las células del organismo.
Los factores que posiblemente pueden facilitar la aparición de la diabetes son varios: herencia, obesidad, embarazo, estrés físico o emocional y envejecimiento, aunque en muchas ocasiones no somos capaces de establecer una relación causa-efecto.
La insulina
El páncreas es la glándula encargada de producir la insulina.
Se sitúa junto al estómago. Una vez que la insulina se produce en esta glándula, su función es la de facilitar el paso de la glucosa en sangre al interior de las células del organismo y obtener energía.
Cuando no existe suficiente insulina, la glucosa se va acumulando en la sangre.
La glucosa
En ayunas, la cantidad de glucosa en sangre debería oscilar entre 60 y 110 mg/dL. Cuando los niveles de glucosa sobrepasan estos valores hablamos de hiperglucemia.
¿Por qué necesito administrarme insulina?
Saber que necesita administrarse insulina puede ser algo que le preocupe. Una de las primeras preguntas que la mayoría de los pacientes se hacen es:
¿Por qué?
La respuesta más sencilla es:
Si tiene diabetes, su cuerpo no produce suficiente insulina para mantenerlo saludable. Por lo tanto, es necesario inyectarse la insulina que su cuerpo necesita.
¿Qué síntomas puedo notar?
Polidipsia (sed excesiva): lo normal es que la glucosa pase a la orina cuando la cantidad de glucosa en sangre llega a 180 mg/dl. Cuando el organismo "nota" que hay exceso de azúcar, produce gran cantidad de orina (poliuria) para eliminar este exceso, arrastrando consigo agua. La sed se produce porque el organismo tiene que reponer esta pérdida de agua que se está eliminando.
Fatiga, debilidad y pérdida de peso: ocurre porque el organismo no puede utilizar o almacenar la glucosa.
Polifagia (aumento de apetito): es un esfuerzo por proporcionar al organismo más alimento para obtener energía.
Otros síntomas: podrían ser infecciones, cicatrización lenta, picazón (prurito), entumecimiento, dolor u hormigueo en las manos o pies y cambios en la vista. Estos síntomas se pueden controlar con un tratamiento adecuado. Cuando a un paciente con diabetes se le administra insulina, la glucosa llegará al interior de las células, acercando a la normalidad los niveles de glucosa en sangre, y no se eliminará la glucosa por la orina, o se hará en pequeña cantidad, desapareciendo con ello los síntomas principales: poliuria, polidipsia y polifagia. Además, el organismo se siente bien alimentado e hidratado desapareciendo la sensación de cansancio.
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